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viernes, 27 de abril de 2012

HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD DE STANFORD

Una mujer con un vestido de algodón barato y su esposo vestido con un humilde traje, se bajaron del tren en Boston y caminaron tímidamente (sin tener una cita), a la oficina de la secretaria del Presidente de la Universidad de Harvard. La secretaria adivinó en un momento que esos campesinos venidos de los bosques, no tenían nada que hacer en Harvard.
- Desearíamos ver al presidente, dijo suavemente el hombre.
- El está ocupado, contestó la secretaria.
- Esperaremos, replicó la mujer. Por horas la secretaria los ignoró esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera, pero ellos no lo hicieron y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.

- Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos se irán, dijo la secretaria al Presidente de la Universidad. El hizo una mueca de desagrado pero aceptó, alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de gente con vestidos y trajes baratos. Sin embargo el presidente con el ceño áspero, pero con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja.
La mujer le dijo:
- Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por sólo un año, el amaba a Harvard y era feliz aquí, pero hace un año murió en un accidente. Mi esposo y yo deseamos levantar algo en alguna parte del campus que sea en memoria de nuestro hijo.
El presidente no se interesó y dijo:
- Señora, no podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca, si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.
- Oh no, explicó la mujer rápidamente:
No deseamos erigir una estatua, pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard.
El presidente entornó sus ojos, echó una mirada al vestido y al traje barato de la pareja y entonces exclamó:
- ¡Un edificio!, ¿tienen alguna remota idea de cuánto cuesta un edificio?, hemos gastado más de 7.5 millones de dólares en los edificios aquí en Harvard!. Por un momento la mujer quedó en silencio y el presidente estaba feliz porque tal vez se podría deshacer de ellos ahora.
La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente: 
- ¿Tan poco cuesta iniciar una Universidad?, ¿por qué no iniciamos la nuestra?. Entonces su esposo aceptó y el rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto. El sr. Leland Stanford y su esposa se pararon y se fueron, viajando a Palo Alto California, donde establecieron la Universidad que lleva su nombre, la Universidad Stanford, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó.
La Universidad "Leland Stanford Junior" fue inaugurada en 1891, en Palo Alto. "Junior" porque era en honor al fallecido hijo del rico terrateniente. Ése fue su "memorial" y hoy en día la Universidad de Stanford es la número uno del mundo, por arriba de Harvard.
Qué fácil es JUZGAR por apariencias y qué fácil es equivocarse al... JUZGAR por apariencias!!!.




HISTORIA DEL TORO DE OSBORNE



No es una valla cualquiera. Es la mejor valla que existe, es la definición por naturaleza de la publicidad en el medio exterior. Nunca una valla publicitaria, en cualquier parte del mundo, ha conseguido tanto en treinta y nueve años de presencia en las carreteras españolas, por su contribución a la creación de la imagen de marca de una compañía con doscientas treinta y tres años de historia en el mercado.


Efectivamente, hablamos de una pequeña bodega que Tomás Osborne creó en el año 1772 en la ciudad de El Puerto de Santa María, en el sur de España, y que actualmente representa una extensión de más de 400.000 metros cuadrados de superficie y unas ventas consolidadas en el ejercicio fiscal de 1994 de 40.000 millones de pesetas. Durante el transcurrir del tiempo, la empresa no ha perdido su carácter familiar, lo que hace que en los tiempos actuales resulte un orgullo para todos sus empleados. Un estudio de las compañías que compiten en el mismo sector nos indica que las más importantes se encuentran dominadas actualmente por grupos multinacionales. Su símbolo, el Toro, una valla clásica, con 12,5 m de altura, 70 chapas de 1,90 x 90, más de mil tornillos y cuatro torretas metálicas, cuatro zapatas sobre 6 m3 de hormigón y un peso total de 50.000 kg, ha conseguido levantar pasiones y crear un fenómeno social en nuestro tiempo de enorme magnitud, identificando plenamente al grupo de empresas Osborne.


HISTORIA DE UN SÍMBOLO

 Es el toro más famoso de España, incluso más que los viejos bisontes de las famosas cuevas de Altamira. La imagen del animal como base de la expresión gráfica fue soporte del primer anuncio que puede encontrarse en los registros de la historia de la publicidad. En el año 1972 protagonizó la portada de uno de los números del New York Times. En Italia lo colocan entre los símbolos ibéricos y el ciudadano alemán lo considera como definición de lo "español". De las diferentes especies animales utilizadas en publicidad a lo largo de la historia, como soporte de comunicación publicitaria de un producto, marca, institución y empresa, el Toro negro de Osborne constituye el más sobresaliente.


Fuego en la sangre se dice que tiene el toro de casta. Junto al rayo fue un símbolo concertado de las divinidades atmosféricas, asimilándose su rugido al trueno. En todas las culturas paleorientales, la idea del poder era expresada por el toro. El toro era el principio activo y masculino, el poder fecundador que se refleja en el mito de Europa, la mujer raptada y poseída por el dios Júpiter transformado en toro. Imágenes, símbolos y mitos que son vividos en la actualidad por el hombre flotan en el inconsciente de todo ser humano. De ellos, el publicitario acierta a transmitir lo que considera más adecuado en función del producto y del mercado al que pretende dirigirse.


En el año 1956, cuando fue creado el Toro, nadie podía imaginar que esta silueta se convertiría años más tarde en uno de los más importantes y poderosos elementos iconográficos de la cultura popular española. El gran hallazgo gráfico de este diseño es, a juicio de creativos publicitarios consultados, el modo en que se encuentra resuelto la cabeza y los cuernos que configuran la imagen. De un análisis de los primeros bocetos puede desprenderse que existía una serie de intentos de darle un mayor protagonismo a las patas y al rabo, insistiéndose en que éste era el contrapunto del equilibrio y dinamismo de su poderosa cornamenta. La decisión fue mantenerlo como se presenta en la actualidad, haciendo opaca y pintada en azul la conexión con la pata. El diseño propuesto representa la silueta recortada de un toro bravo. Osborne conserva actualmente el dibujo original, que fue realizado sobre una hoja de papel cuadriculado. La adaptación se ajusta por completo al original, siendo escasamente apreciables los cambios, que modificaban ligeramente algunas de sus líneas para facilitar su construcción.


Los primeros toros fueron fabricados en madera y comenzaron a instalarse a finales del año 1957. Entonces tenían una altura de cuatro metros, los cuernos eran blancos y podía leerse Veterano Osborne y una copa de brandy. En principio se llegaron a hacer unas pruebas para transmitir el mensaje con unas copas que intentaban sustituir los ojos del animal. A finales del año 1957 ya existían 16 toros en las carreteras españolas.


 El primer montaje, efectuado en Cabanilla de la Sierra, en la carretera de Burgos en dirección a Madrid, fue utilizado para efectuar un ensayo sobre las posibles configuraciones, así como su nivel de notoriedad. Con las normativas del 8 y 22 de agosto de 1962, que obligaba a situar los carteles a más de 50 m de la arista exterior de la explanación de las carreteras y de 125 m a contar desde el cerramiento de la denominación de autopista o autovía, se proyectó la fabricación e instalaciones de siluetas gigantes de más de 12 m de altura, realizadas en chapas metálicas de 3 mm de espesor y de un peso de 4.000 kg. Entre el año 1962 y 1964 se encontraban instalados en las carreteras españolas más de 500 toros. La fuerza del Toro de Osborne radica en los principios básicos por los que la publicidad debe construir la imagen del producto en marca, la marca en signo y el signo en mensaje. Su potencia publicitaria ha conseguido desbordar su presentación de un producto y una marca, convirtiéndose en un elemento icónico de lo español y una referencia obligada del paisaje de nuestro país. Su imagen representa mucho más que un significado inmediato y obvio, generando ideas, asociaciones y sentimientos que están, a veces, más allá del alcance de la razón.


Sus funciones publicitarias más evidentes definen la identidad de la empresa en los aspectos que se relacionan a continuación:

— Marca-emblema: De los productos y de la bodega Osborne, desplazando a la marca tradicional formada por el logotipo Osborne, unido al escudo nobiliario de la familia.

— Marca-signo: Que transfiere, a productos y empresa, una identidad única, singular, prestigiosa, diferenciada y reconocible en todos sus registros.

— Marca-símbolo: Cargada de energía gracias al concurso de sus múltiples sentidos: poder, fuerza, belleza, potencia sexual, valentía, bravura y masculinidad.

— Imagen artística: El Toro de Osborne, en su versión original y genuina, es una magnífica escultura situada en el mejor y más visitado museo del mundo como es la naturaleza.

— Imagen universal: Como símbolo polisémico reconocible y valorado en todos los ámbitos sociales, culturales, locales, nacionales e internacionales.

— Elemento constructivo del paisaje: En su integración absoluta con la naturaleza que conforma el paisaje donde se encuentre ubicado.

— Marca-símbolo de España: El Toro negro de OSBORNE es el arquetipo de España y de lo español.


Existen pocas marcas en el mundo de mayor valor emblemático, y escasos símbolos que a través de una rápida visualización se identifique con mayor acierto. La estética de su fascinante figura, integrada por el paisaje de cualquier geografía, resulta ser una lección magistral de una publicidad inteligente que resulta muy eficaz en su comunicación. En ella se concentra imagen, soporte, medio y mensaje, donde no se pretende hacer creer nada ni tan siquiera persuadir, sólo seduce por su mensaje perfectamente serio, rotundo y conmovedor.


ANTECEDENTES DEL PROBLEMA

 El 29 de julio de 1988 se publica una ley mediante la cual se dispone que: ...fuera de los tramos urbanos de la carreteras estatales, queda prohibido realizar publicidad en cualquier lugar visible desde la zona de dominio público de la carretera... Estableciendo en su segunda disposición transitoria que: ...en el plazo de un año, deberá ser retirada cualquier tipo de publicidad visible desde la zona de dominio público de la carretera... Osborne retiró de todas las siluetas de el Toro instaladas en las carreteras estatales la rotulación que llevaba Osborne-Sherry & Brandy, quedando exclusivamente el original tono zaino y totalmente negro. El 23 de septiembre de 1994 se aprueba el Reglamento General de Carreteras, donde se refleja: ...la prohibición afectará a todos los elementos de instalación publicitaria, comprendiendo la fijación de carteles, colocación de soportes y cualquier otra manifestación de la citada actividad publicitaria... Cinco mil anuncios desaparecen, ante el aplauso de los consumidores y la inquietud de firmas comerciales y empresas de publicidad. 



A partir del 24 de septiembre, absolutamente todos los medios de comunicación comienzan a hacerse eco de la amenaza que pesa sobre la silueta del Toro colocado en las carreteras españolas después de la nueva normativa legal. Resulta sumamente interesante por su contribución al caso conocer la situación que se creó con este nuevo hecho acaecido y que en sí mismo no parece que a la empresa Osborne le produjera sorpresa alguna, ya que hacía tiempo que había hecho desaparecer todo lo que significaba mensajes publicitarios, dejando exclusivamente la silueta del Toro. Desde esta fecha algunos expedientes de la presencia del Toro fueron denunciados, de los que solamente uno fue sancionado. La compañía procedió a presentar recurso contra esta sanción y entre las alegaciones aportadas se encuentra la argumentación basada en que el Toro de Osborne no es publicidad según el concepto que recoge el artículo de la ley, y que su exhibición no constituye por tanto publicidad, sino comunicación de una expresión artística que plasma con gran sencillez un elemento de la cultura tradicional española. La base de la argumentación presentada por la empresa está fundamentada en los resultados de una amplia investigación de tipo cuantitativo, que se desarrolló en dos ámbitos diferentes:


—Una encuesta sobre 2.000 personas de dieciséis a sesenta y cinco años, en España peninsular y Baleares, y residentes en núcleos de población de más de 2.000 habitantes. Estas personas debían caracterizarse por haber realizado en los doce meses previos a la realización del trabajo de campo algún viaje, por carretera y en vehículo privado, de al menos 100 km, entre origen y destino.


— Una encuesta sobre 432 personas no españolas, que hubieran viajado a España en los dos últimos años, y que hubieran efectuado recorridos por carreteras entre ciudades españolas. El estudio se efectuó en cuatro países de Europa; en concreto, Alemania (108 entrevistas), Francia (105), Holanda (119) e Italia (100). El Tribunal Supremo dictaminó que efectivamente no era publicidad. Podría afirmarse que el Toro ha sido indultado. 



GRUPO OSBORNE. BAJO EL PARAGUAS DEL TORO 

El grupo empresarial objeto de estudio rompe los esquemas que sobre las empresas familiares españolas, una y otra vez, se escuchan en los distintos foros y medios económicos. A lo largo de sus más de doscientos años de historia, el Grupo Osborne ha intentado mantener sus fortalezas, sus propias señas de identidad, con la flexibilidad imprescindible para ir incorporando las capacidades e innovaciones que actualmente le puedan permitir permanecer en la situación de liderazgo en el sector que opera. Estas señas de identidad, que forman parte de la cultura del grupo y que caracterizan también a las empresas que sucesivamente se han ido integrando, se manifiestan en un compromiso público del Grupo Osborne. Una cultura que se define como de máxima calidad, en el ejercicio más estricto de la ética de los negocios, por lo que a la legalidad y respeto al medio ambiente se refiere. Mención especial al profundo arraigo en el entorno donde desarrolla su negocio, la ciudad de El Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz. En dos siglos, una iniciativa empresarial que podía parecer exclusivamente localista, centrada en la producción de vinos y brandies de Jerez, se ha transformado en un grupo líder en la elaboración de productos tradicionales de la industria de alimentación. En el actual tejido empresarial en el que es norma de uso común el planteamiento de la diversificación frente a la especialización como vías diversas para enfrentar el reto de la continuidad de las empresas, el Grupo Osborne ha sido pionero en su sector en desarrollar sistemas de investigación adecuados que le han permitido conocer y aprovechar sus fortalezas potenciando sus líneas de negocios.


Productos alimenticios, tradición y un compromiso continuo de investigación en la mejora de los niveles de calidad, son los grandes parámetros que definen la misión del Grupo Osborne. Esto explica la coherencia en la que operan y evolucionan con la incorporación de nuevas empresas, en función de una búsqueda continuada de dar respuesta a los requerimientos del mercado, manteniendo y continuando la marca Osborne, bajo el soporte del Toro, como signo de tradición y calidad. Así, tanto en sus productos clásicos, vinos y brandies de Jerez, como en los que actualmente han incorporado a su cartera: anises, derivados del cerdo ibérico, quesos artesanales, bebidas no alcohólicas, es reconocida su marca a través del símbolo que vigila las carreteras españolas.


En resumen, nos encontramos ante una empresa familiar que mantiene y gana cuota de mercado frente a grupos multinacionales, gracias a un equipo muy profesionalizado e identificado con su empresa.


EL IMPACTO PRODUCIDO

 En el período comprendido entre los meses de septiembre a diciembre del año 1994, importantes manifestaciones y testimonios de apoyo a la permanencia del Toro en las carreteras se hacen públicos. Asociaciones culturales, diseñadores, políticos, personalidades de toda índole y categoría, profesores universitarios, anunciantes (Seat realizó una campaña de publicidad para su modelo Ibiza bajo el eslogan "El Toro, un mito en la carretera... Ibiza, otro..."), en definitiva todos están con él.


Especial mención para la Asociación Cultural Española Abierta, que realizó una recopilación de firmas de un manifiesto de defensa, para su presentación al Ministerio de Cultura, y que ha editado el libro Un toro negro y enorme. El Toro de Osborne: marca, símbolo, tótem, imagen universal, en el que diseñadores y escritores de varias generaciones homenajean al toro de la ruta. También en Europa tuvo repercusión. The European, el 29 de septiembre de 1994, publicaba: Existe una asociación absoluta del Toro con respecto a España, y el hecho de que una empresa la adoptara como símbolo es un tema de escasa importancia. Llega un momento en que el aspecto comercial desaparece. El Ayuntamiento de El Puerto de Santa María dispuso en sus dependencias de un libro destinado a recoger firmas de apoyo para remitir a los organismos competentes, encabezados por Rafael Alberti. Varios municipios, a través de sus juntas directivas, ofrecieron terreno municipal para la instalación de un Toro de Osborne, fuera de los terrenos afectados por la Ley y el Reglamento. La Universidad Politécnica de Valencia propuso instalar uno en los terrenos de su cámpus universitario. El cineasta Bigas Luna, que ha utilizado el Toro en su película Jamón, jamón, se ofreció a comprar varios e instalarlos en su finca.


Varias Comunidades Autónomas se han pronunciado en favor de la petición del indulto, proponiendo que la silueta de la carretera sea catalogada como bien cultural. Es la primera vez que se produce una reacción tan fuerte como la que ha provocado este tema, se trata de un caso insólito en el que se mezclan la publicidad y el sentir de una masa de consumidores que tiene al Toro como algo propio. Todo ello ha provocado que el Toro pueda continuar manteniendo su figura en las carreteras españolas. En efecto, la Cámara Baja aprobó una proposición que significa en la práctica mantener y reconocerlo como patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España integrado en el paisaje, por lo cual se considera y recomienda a las Administraciones públicas que garanticen su presencia en las carreteras, en el marco de la legislación de Conservación del Patrimonio Cultural y Artístico de los Pueblos de España.


EL RESULTADO: IMAGEN DE LA EMPRESA

 La imagen de una empresa suele considerarse como un conjunto de representaciones racionales y afectivas que constituyen su personalidad asociadas por un conjunto de personas. El Toro de Osborne es un magnífico ejemplo. Uno de los problemas a los que actualmente se enfrentan las marcas es el abuso de su utilización motivado por éxitos causales, que a veces por la falta de precisión y de control puede en el tiempo deteriorar o desgastar su imagen, ya que ésta no se manifiesta como algo estático, sino que tiene una estructura dinámica y muy sensibilizada a los cambios que experimenta el entorno. El desafío que tienen los ejecutivos de marketing y de comunicación en las empresas en la actualidad debe de ser el tratar de comprender perfectamente cómo funcionan los mecanismos entre los activos de las marcas y sus rendimientos futuros.


Ante situaciones en los distintos procesos a los que las empresas se ven inmersas, se plantea a éstas la necesidad de evaluar algunas cuestiones importantes, tales como su posición frente a la competencia y el potencial de las marcas. El tema que nos ocupa es un fenómeno que rompe las barreras del aburrimiento. Nunca en la historia reciente un caso similar ha provocado una manifestación tan generalizada en segmentos de población tan variados. Las posibles influencias que en la confirmación de la imagen corporativa del Grupo Osborne han ejercido los medios informativos a través de todo tipo de comunicaciones espontáneas y no dirigidas por la propia empresa, que han aparecido en los medios de comunicación bajo la apariencia de información, y el análisis de contenido de la comunicación publicitaria de la compañía y de sus marcas plantea algunas hipótesis de trabajo, que deberán ser analizadas y resueltas.
















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Escrito en EL MASTER DEL GUAPO HACKER, de Xavier Valderas