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viernes, 15 de junio de 2012

STRATEGOS


El STRATEGOS construye su ventaja competitiva alrededor de sus aptitudes, las complementa con el conocimiento indispensable y con la práctica de las habilidades necesarias. Entre todas las aptitudes que pueden considerarse importantes e interesantes, aquí se citan algunas, aquellas que se encuentran indispensables: 

1) Aptitud de Control sobre sí mismo que garantice el control personal de las situaciones e inclusive el control de los oponentes (Control de emociones).

 Si el STRATEGOS no tiene capacidad de controlarse a sí mismo entonces no tiene la capacidad de controlar el Conflicto y nada más tiene por hacer en la lógica estratégica. En el juego estratégico la razón debe imponer sus buenos argumentos sobre el conjunto de emociones. Sin ello no existe la menor posibilidad de victoria. El objetivo es de CONTROL, simplemente. Las emociones deben controlarse; se debe equilibrar su impulso con una fuerza contraria que modere sus efectos y encauce sus energías. Esta fuerza opuesta es la razón. Para el control de sus propias emociones el STRATEGOS debe poseer un Pensamiento Claro con respecto a sus objetivos, debe estar provisto de un Argumento sólido que los respalde. Debe estar absolutamente conciente y convencido que nada puede interponerse entre él y el alcance de ése objetivo; eso precisamente le repite sin cesar el Pensamiento, eso exigen sus Argumentos. 

2) Memoria

 La memoria guarda detalles valiosos de la experiencia, no únicamente el recuerdo de ella como tal, también el intríngulis de las variables involucradas. Es curioso comprobar como aquellas personas que no tienen ésta aptitud de memoria, terminan por acordarse de las experiencias como “eventos empaquetados”, pueden recordar efectivamente si la experiencia fue buena o no lo fue, pero no tienen la posibilidad de recordar los detalles que las condicionaron, los hechos independientes que las explicaron, lo móviles, las relaciones causa – efecto. Los detalles se encuentran detrás del éxito y del fracaso de los grandes emprendimientos. La sabiduría estratégica que gobierna los actos que emprendemos hoy es producto de las experiencias pasadas y por ello una Memoria efectiva constituye un elemento de gran virtud para el STRATEGOS. Dicen que si alguien tuviera la posibilidad de transcribir en un documento el detalle de todas las vivencias de una persona, la biografía no cabría en los volúmenes que alberga la mayor de las bibliotecas humanas. Solo resta pensar que dimensión alcanza esto cuando se trata de fenómenos colectivos. Las experiencias estratégicas, positivas y negativas, deben recordarse en sus detalles, en sus razones, en sus relaciones causa-efecto, en las acciones tácticas emprendidas por los individuos, en las características del contexto. Y deben también ser contemporizadas, deben responder a las particularidades del momento y del lugar de los hechos. Por otra parte los recursos de la Memoria son invaluables en el ejercicio de la Táctica, hasta un punto que pueden permitir anticipar las acciones del oponente, por el simple hecho de “recordar” sus reacciones y sus conductas ante determinados estímulos. Y bien, todas las personas tienen Memoria, pero ésta que particularmente precisa el STRATEGOS emerge fuera del promedio, debe construirse precisamente entre los resquicios que deja el promedio, debe levantarse allí donde todos consideran que es innecesaria, en ésa región que esta oscura por el olvido de muchos, pero que ilumina el camino de pocos, de aquellos que se esfuerzan por trabajarla. 

3) Empatía 

La Empatía es ése esfuerzo por identificarse con el sentir de otra o de otras personas. Si el STRATEGOS no puede “sintonizar” apropiadamente con el sentir de los demás, entonces está incapacitado de aprovechar las energías que emergen de la Organización, de hecho se convierte en un receptor de ésos que los ingenieros llaman “tontos”, “muertos”. Un receptor de ésos jamás puede “emitir” nada. A veces los STRATEGOS y muchas otras personas que ejercen funciones de dirección en las organizaciones, olvidan por simple costumbre o mecánica el enorme costo oculto que acompaña los procesos de cambio o de solución de problemas. 

4) Negociación

 Esta bien visto que esta Negociación involucrará concesiones y ello exige por demás mucho talento, para que entre esas concesiones no surja el perjuicio. Llama poderosamente la atención lo dificultoso que es para muchas personas (y por supuesto para muchos STRATEGOS) el sólo hecho de “ceder posiciones con ventaja”, o dicho de otra forma, tener la convicción y la seguridad que la ventaja y el éxito se encuentra detrás de la concesión. No es usual encontrar esta forma de ver las cosas, al menos no tan usual como la necesidad de practicarlas. Quien asuma que en la vida no tendrá que negociar nada es un tonto y epíteto peor puede reservarse si esta convicción es sostenida por el STRATEGOS quien, ni más ni menos, se desenvuelve en el Conflicto. Si este es un juego en el que necesariamente se habrá de hacer concesiones, en un momento o en otro, una y otra vez, entonces bien vale la pena que al menos se domine el arte de hacer las concesiones con ventaja, esto es el arte de Negociar. En realidad la única parte que pierde todo es aquella que no Negocia para nada. De allí para adelante, y mediando mayor o menor aptitud para el acto, todos pierden menos negociando. “Todo en la vida se Negocia”. El STRATEGOS negocia con el Soberano, negocia con sus pares, negocia con sus subordinados, negocia con proveedores, negocia con clientes y puede llegar, incluso, a negociar con sus oponentes. Y todo lo que éstas relaciones involucren está sujeto a Negociación, tanto si es porque algo se pide del STRATEGOS como sea por algo que el STRATEGOS pida. Así se abre realmente un mundo lleno de oportunidades, y tener la aptitud para aprovecharlas resulta algo muy importante y sensible. 

5) Decisión

 Es indispensable que el STRATEGOS sea una persona resuelta y decidida. Las vacilaciones en el universo estratégico tienen costo muy alto, son probablemente de las ventajas competitivas más importantes que se pueden otorgar o que se pueden obtener del oponente. Las vacilaciones y las dudas representan tiempo valioso en el esfuerzo propio y un tiempo aún más precioso en manos del competidor. Y por muy extraño que parezca tampoco ésta es una aptitud que abunda. La toma de decisiones termina siendo siempre un proceso delicado, más aún cuando ella involucra actos de trascendencia como en el caso del STRATEGOS. Cuesta tomar decisiones con seguridad y confianza, eso está en la propia naturaleza del hombre, quien por esencia propenderá siempre a reducir riesgos que puedan afectarlo. Y toda decisión, por supuesto, involucra algún grado de riesgo. Las consideraciones y las reflexiones previas conducen únicamente a tratar de reducir este riesgo. Cuando se hace referencia o se busca a un hombre decidido muchas veces se aborda el tema considerando la capacidad de ésa persona para afrontar el riesgo de una manera sensata. Por un lado que tenga la capacidad de afrontar los riesgos sin temor pero por otro que no lleve este proceso hasta un extremo que margine prudencia y sensatez. El equilibrio es delicado. La resolución y la decisión firme constituyen las aptitudes apropiadas para enfrentar las contingencias, de la misma forma en la que son requisitos para tomar decisiones previas. Las contingencias pueden asfixiar a un hombre poco decidido y resuelto en tanto que a uno que no lo es, solamente lo califican y perfeccionan en su virtud. Nunca debe olvidarse un hecho básico: si no hay riesgo, tampoco hay victoria. Es necesario tomar riesgos en el camino del éxito, y ello está explicado desde muy cerca por la necesidad de tomar decisiones. Por otra parte los riesgos los deben enfrentar todos, nadie está exento de tener que asumirlos y mucho menos el competidor. Aquí de hecho existe igualdad de condiciones y por ello la resolución y la capacidad de tomar decisiones firmes establece la diferencia. Dado que la capacidad de tomar decisiones y enfrentar riesgos responde más a una aptitud que a una habilidad, resulta complicado determinar los factores y las mecánicas que permiten su ocurrencia. Otro factor que ayuda mucho para alcanzar niveles cada vez más importantes de resolución en la toma de decisiones es, sin duda, el entrenamiento. Por medio de él se anticipa la ocurrencia de los hechos, se meditan y se practican las respuestas, se asumen problemas y se asumen soluciones, se perfeccionan las habilidades y se incrementa progresivamente el sentido sé seguridad. Todas estas consideraciones deben ayudar para que el hombre se sienta lo suficientemente seguro de enfrentar los riesgos que implica toda decisión y por ello mismo alcance la resolución que demanda la naturaleza del Conflicto y la esencia de la Estrategia. 

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