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viernes, 8 de junio de 2012

INTRODUCCIÓN A LA COMUNICACIÓN VERBAL Y NO VERBAL


a) Factores

 La comunicación es un fenómeno en el que se ven involucrados diferentes factores: un hablante transmite un mensaje a un oyente, en una situación específica. Para que se produzca dicha transmisión es necesario un medio de transmisión (canal) y que los sujetos hablen un mismo código (idioma). Con el fin de que se pueda entender mejor la importancia de compartir la lengua, te proponemos pensar en la siguiente situación. A tu empresa llega un trabajador que no habla castellano y te parece simpático. Por eso quieres invitarlo a tu casa, pero no puedes porque él no entiende tu idioma. ¿Qué impidió que pudieras comunicarte?: tal vez no compartir el mismo código. El lenguaje se utiliza con una finalidad y por ello es posible distinguir diferentes funciones para cada factor de la situación de comunicación que hemos mencionado anteriormente. 

A continuación se presenta cada una de ellas: 

— Función Emotiva o Expresiva: corresponde al emisor, porque mediante ella se expresan las actitudes y los sentimientos del hablante.

 — Función Conativa o Apelativa: corresponde al receptor, ya que a través de ella se influye en sus actitudes y emociones.

 — Función Poética: su finalidad radica en la estructuración del mensaje. 

— Función Referencial: informa sobre los hechos del mundo, aludidos en el contexto. 

— Función Fáctica: consiste en la toma de contacto o la constatación de que el canal está funcionando. 

— Función Metalingüística: se centra en el código y su función es la reflexión sobre la lengua. 

b) Elementos paralingüísticos o paraverbales

 El prefijo griego "para" significa "junto a", por lo tanto, los elementos paralingüísticos serán aquellos que acompañan la expresión verbal. Cuando transmites oralmente un mensaje, no solo lo haces verbalmente, sino que acompañas tu lenguaje con una serie de elementos denominados paralingüísticos. Los más relevantes son la entonación, las pausas y el énfasis en la voz. Estos elementos permiten que el oyente comprenda con mayor facilidad lo que tú transmites, pues refuerzan el contenido de lo que comunicas por medio del lenguaje verbal. Cuando la comunicación es escrita los elementos paralingüísticos son transcritos por medio de signos de puntuación, de exclamación, de interrogación y tipos de letras.

 c) Comunicación no verbal: Modalidades 

También existe la comunicación no verbal. Esta complementa, enfatiza y regula lo que expresas por medio de tu lenguaje verbal. Seguramente te ha sucedido que estás triste y no se lo quieres decir a nadie. Sin embargo, cuando te preguntan: "¿cómo estás?" y tú dices: "bien", tus gestos dicen lo contrario y se descubre la verdad. No se considera que la comunicación no verbal pueda ser independiente de la verbal. A continuación te presentamos las modalidades de la comunicación no verbal: 

— Expresiones faciales. 

— Gestos corporales. 

— Distancias espaciales que se establecen entre los interlocutores (cercanía si hay deseos de estar cerca, lejanía si hay deseos de estar lejos). 

d) Comunicación y culturas 

A cada miembro de la comunidad en la que vivimos se le ha introducido paso a paso, desde niño, en el dominio complejo de unas reglas de comunicación verbal y no verbal que rigen la sociedad a la que pertenece. Imitamos los modelos que se nos presentan como ideales y rechazamos, generalmente, los que son rechazados por la sociedad en la que vivimos. Desde que nacemos iniciamos un proceso de socialización que forma nuestra cultura, nuestro modo de ver y de interpretar el mundo. Tenemos, por tanto, un enorme volumen de información compartida, la que no se menciona en los diálogos, la que se infiere, la sobreentendida. Por eso no basta conocer una lengua, conocer un código lingüístico para poder comunicarse con hablantes de otras lenguas. Hay que conocer lenguas, sí, pero también hay que conocer culturas. En caso contrario, de poco nos servirá conocer el código lingüístico porque caeremos en constantes interferencias comunicativas. Si queremos que nuestras comunicaciones tengan éxito, si queremos que la comunicación sea eficaz, tenemos que tener muy en cuenta la información que compartimos con nuestro interlocutor, su sociología, en definitiva, su cultura. Fluidez lingüística, sí, pero también fluidez cultural.

 Es, por tanto, a través de la comunicación verbal y no verbal como se crean las normas sociales de conducta. Es a través de la comunicación como se llega a los acuerdos sociales que forman la cultura de una sociedad. Luego para comunicarse dentro de esa sociedad concreta, que ocupa un espacio y un tiempo concretos, hay que manejar, indefectiblemente, dichos parámetros; para persuadir a una sociedad específica hay que hacerlo dentro de sus valores culturales, dentro de su espacio cognitivo, sin perder de vista un instante los mecanismos de comprensión que maneja, ante los estímulos que se le proporcionan, porque el código que interpretan no es sólo un código oral sino toda la información que perciben sus sentidos en el contexto cultural en el que se desarrollan. Esto es un hecho, es un dato del que tenemos que partir si queremos entender el papel de la Retórica y la comunicación en la sociedad en la que vivimos. Y no es esta una interpretación vanguardista de la Retórica, porque Aristóteles era plenamente consciente de que la Retórica es una combinación de ciencia analítica y de las costumbres (es decir, de la cultura, de esta cultura de la que hablamos), y desde ahí desarrolla su tratado en el momento en que la comunicación se hace consciente, cuando se toma conciencia de su poder, la elaboración del discurso se mercantiliza, se sistematizan los instrumentos de la comunicación para manejarla hacia el éxito. La Retórica es, obviamente, una herramienta de comunicación, de persuasión y, por tanto, de poder. 

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