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martes, 12 de junio de 2012

HISTORIA DEL BAMBÚ





La historia da cuenta de una vieja lección del lejano Oriente. Se trata del Bambú, el árbol que crece hasta 32 metros por mes: en promedio un metro diario. Es tan sorprendente que se afirma que si usted se queda mirándolo unos minutos, podría verlo crecer. 

Además de su rápido crecimiento, la particularidad del árbol es su germinación. Y es aquí donde el caso resulta verdaderamente aleccionador: Usted puede plantar hoy una semilla de Bambú en el jardín de su casa, puede brindarle el mejor de los cuidados todos los días, mes tras mes, y no logrará que brote ni el más pequeño de los tallos. Pensará que la tierra no es la apropiada, que el clima jugó en contra, que la semilla no fue la indicada o que los cuidados no fueron los necesarios: sufrirá una aparente decepción. 

Y es que durante sus siete primeros años, el Bambú solo crece hacia abajo. Solo crecen sus raíces. Mientras usted no veía nada, algo sucedía: el bambú expandía sus raíces, las afirmaba. Antes de brotar, se preparaba, formaba sus bases. 

Siete años le toma prepararse a la planta de mayor crecimiento en todo el reino vegetal. Mientras usted regaba la semilla e impaciente pensaba que no tenía “suerte”, el Bambú crecía hacia abajo. Usted no veía nada en la superficie, pero algo poderoso se formaba internamente. 

Ser el mejor, el número uno, el que más crece, el que más lejos llega…no es fácil. Un gran logro exige una gran preparación. El crecimiento del Bambú es posible gracias a que hay siete años de formación, siete años de profundidad. Una vez que brota, en un mes puede crecer 32 metros. Y usted lo puede cortar las veces que quiera, y él seguirá creciendo. 

Ni la más fuerte de las tormentas, ni el más adverso de los climas, ni siquiera una aparente sequía, puede derrotar al Bambú. Su preparación es tal, que su destino es el éxito en cualquier ambiente en el que se haya determinado su crecimiento: el Bambú es famoso por su habilidad para sobrevivir en cualquier circunstancia.

Usted puede elegir ser un Bambú. Puede prepararse y proponerse crecer tan alto como imagine. Recuerde que el precio de los grandes triunfos es la preparación. Mucha preparación. De ahí que quienes cuenten con un gran espíritu de preparación, disciplina y constancia, encontrarán el triunfo en todo lo que se propongan. No importa si, pese a su preparación, no ve los resultados inmediatos. Sea perseverante, sea como el Bambú. Recuerde que crece internamente y que el momento de despegar irremediablemente llegará, tarde o temprano. Y una vez despegado, el crecimiento es imparable, imparable…



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